miércoles, 26 de octubre de 2011

Seguir Adelante




Es doloroso que la necesidad de afecto se vuelva tejido adiposo, que el dinero y las cosas materiales se vuelvan compañia en la soledad. Es una lastima lacerar el cuerpo y deteriorarlo en nombre del amor; cada estria, cada celulitis, la flacidez de la piel y cada marca causada por la obesidad, pareciera ser el anhelo de una caricia que se perdió en el camino a casa.

Estar agotada de la comida chatarra y del dinero hueco, es haber comprendido que estos no llenan un espacio o un vació, es saberse golpeado por sí mismo por no haber aceptado que no haba tiempo para el cariño, para robarle minutos de risa a la vida y terminar siendo un basurero que no para de encochinarse por seguir con la absurda esperanza o la expectativa de que será una niña que recibe comida y amor sano de su madre.

Pero la cosa no es tan sencilla, porque a medida que ese niño interno, que ya pasó la adolescencia y que ahora es una adulto tiene que encontrar desde dentro de sí las caricias que desea; ahora que tiene que defenderse solo porque ya creció, tiene que darse lo que no encontró y lo sustituyó de forma insana, llegando al punto de dañarse. Tiene que llenar el mismo dichas carencias debido a que es adulto, ya no es un niño, ya su madre no le dará protección y seguridad como a un infante al que se amamanta.

Tendrá que emprender un sendero de aprendizajes, en el cual deberá sólo comer sano, a dejar de creer que la comida chatarra le brinda amor cuando en realidad lo que hace es llevarlo a la insanidad física, mental y social; no dejar los miedos, sino controlarlos y no permitirle que sean estos los que le maneje las accciones cotidianas; deberá darse las caricias que no tiene, quererse, cuidarse y protegerse a sí mismo, darse la seguridad y la estabilidad que puede explotar para vivir una vida plena y llena de placeres sanos que no lo dañen.

"Desde pequeña siempre supe que sería distinta de los demás, pero tambien nunca me gustó ser igual que el vulgo. Desde que tengo uso de razón he pensado que no hay nada mas sano que si hay un tropieso y te duele, llorar o en su defecto sentir esa emoción que  te causa la caída, luego levantarte, limpiarte el sucio y con optimsmo y espranza continuar la carrera; con la certeza de que has obtenido un valioso aprendizaje y de que lo que vendrá será mejor"... Camino de una venus.

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